“Ángel Burgas ha ido trenzando los textos que acompañan las imágenes de modo que constituyen las etapas de su experiencia vital –o, como si dice en literatura, de su alter ego –,un viaje que se inicia con el nacimiento y que protagonizan él y otras personas –“no puedo retratarlos a todos” –que adivinamos pertenecientes a su familia y también vecinos y amigos de generaciones anteriores. Expresadas con sus iniciales, algunas las adivinamos con facilidad: VB (el padre, Vicenç Burgas), SD (Salvador Dalí), PV (Pep Ventura). (…) las fotos de Mireia, un gran y luminoso poliedro figuerense, servirán a Àngel, según el momento, de muleta, de remo, alimento, motor. O, como si las fotos, una vidriera polimorfa que da color, según el gusto de la fotógrafa, a una ciudad particular, le sirvieran de horizonte, estrella o objetivo para avanzar en el conocimiento, porqué, como él mismo confirma en varios momentos, “soy un manual, un tablero, un libro de instrucciones, un plano, un mapa, una norma, una puerta abierta o cerrada”.
Del prólogo de Joan Ferrerós
Mira la presentación |